Cambio de hora: cómo afecta a nuestra salud
   10/29/2016 10:34:07
Cambio de hora: cómo afecta a nuestra salud

La madrugada del 29 al 30 de octubre a las 3 en punto volveremos a retrasar el reloj una hora, entrando así de lleno en el "horario de invierno". Hace tiempo que se vienen oyendo voces contrarias al respecto, poniendo en duda la convenencia de tal cambio. También se pone en duda que el huso horario actual sea el adecuado. Se esgrimen, de este modo, argumentos energéticos, económicos, de salud, de conciliación, etc.

Quizás se trate de un tema cuya importancia ha sido magnificada en los últimos tiempos o en el que se incluyen demasiados conceptos, ofreciendo una visión simplificada y sesgada. La racionalización de horarios, la conciliación familiar, los trasnochados horarios de las comidas, las horas de sueño, la comparación con nuestros países vecinos, los ciclos circadianos, etc. Todo ello, mezclado en un totum revolutum nos ofrece un cuadro muy complejo que al final no ofrece posibilidad de análisis. Intentémoslo de todas maneras. Eso sí, vayamos por partes.

Los origenes del cambio de hora

En origen, el cambio de hora con el establecimiento del llamado "horario de verano" respondió históricamente a situaciones de coyuntural crisis económica o energética en la que se pretendía ahorrar recursos y aprovechar mejor la luz solar. Y es que en la antigüedad, el ciclo económico y social estaba más ligado a la luz del sol, ya que la luz no era como la que disfrutamos en la actualidad. Esto determinaba diferencias entra la actividad de los días de verano frente a los de invierno, en los que había menos horas de sol.

En cuanto al "horario de verano", la primera vez que se implantó fue durante la Primera Guerra Mundial por cuestiones energéticas. Estas restricciones energéticas afectaron a toda Europa. En España se llevó a cabo el cambio de hora en 1918. A partir de ahí, fueron varios los momentos históricos en los que se produjeron cambios estacionales de la hora con el fin de aprovechar mejor la luz solar y conseguir así un ahorro energético. Desde hacer años el cambio de hora está implantado en la mayoría de países.

Hora oficial en España

La hora oficial solo nos ofrece una referencia de la distancia temporal entre un evento y otro, pero no tiene un valor en sí mismo. Se trata de una convención. El objetivo de la hora oficial es unificar la hora en un territorio concreto. Con la hora que sea, en España, por su latitud, el sol luce unas nueve horas en invierno y dieciséis en verano.

Algunos afirman que un cambio del huso horario o un acercamiento de la hora oficial a la solar modificaría algunos hábitos que mejorarían la calidad de vida y sería positivo para los biorritmos, se ganaría tiempo y estaría alienados con el meridiano que nos corresponde. Muy bien. Dicho así nadie tendría por qué estar en contra de tal medida. Ahora bien, hay que decir que todas estas afirmaciones son cuestionables.

Los que abogan por establecer en el territorio español la hora que marca el meridiano de Greenwich (una hora menos de la actual) como algunos países situados en esa misma franja de longitud geográfica, no tienen en cuenta la diferencia de latitud. Por ejemplo, en Reino Unido, cuya latitud es más alta, su "rutina solar" es muy diferente a la nuestra. Si nos centramos en la hora del amanecer invernal, en España amanece a la vez que en Alemania y no a la vez que en Reino Unido, donde lo hace después, como muy bien explica el Profesor Martín Olalla. En cualquier caso, la conveniencia de uno u otro huso horario es discutible.

Historia de la hora en España

En España, tras la universalización horaria que tuvo lugar tras la realización de varios congresos mundiales a tal fin, se asumió a principios del siglo XX la hora del meridiano de Greenwich.

Durante la Guerra Civil Española también hubo una guera de relojes, pues el territorio republicano y el nacional tenían horas diferentes. Cuando finalizó la contienda, el huso horario se homgeneizó en la España peninsular y en Baleares.

Por otro lado, se dice que Franco tras ganar la guerra, cambió la hora para coincidir con el nuevo referente cultural: Alemania. Pero lo cierto es que, como señala Pere Planesas en "La hora oficial en España y sus cambios", el cambio que se produjo en marzo de 1940, se redactó en el BOE como un típico adelanto de la hora oficial de verano, indicándose que "oportunamente se señalará la fecha en que haya que restablecerse la hora normal". Tal restablecimiento no tuvo lugar en otoño, como era lo habitual. En la práctica, esto supuso un cambio permanente de la hora oficial en España. De este modo, se adoptó la hora del huso horario de la Europa Continental para la península y las Islas Balerares (+1 con relación a la hora del meridiano de Greenwich) y la del huso horario 0 para las Canarias.

En este sentido, el cambio de hora que todavía conservamos pretende la estabilización de la hora del amenecer a lo largo del año. Cosa que es discutible. De hecho, existen voces que señalan la convivencia de estabilizar la hora del atardecer, para poder disfrutar de luz una vez concluida la jornada laboral.

El cambio horario y la salud

Muchos achacan al cambio horario efectos negativos para la salud. Quizás sea exagerado decir que acostumbrados a una hora más o menos en el reloj tiene consecuencias para la salud, pero vamos la relación entre tiempo y salud.

La disciplina que estudia los ritmos biológicos y las implicaciones temporales en la salud es la cronobiología. Muchos de los ritmos biológicos responden a la estructuración temporal día-noche o vigilia-sueño. Se trata de los ritmos circadianos. Todos ellos tienen implicaciones relacionadas con la endocrinología, la neurociencia y la ciencia del sueño.

Ritmos circadianos

Algunas estimaciones señalan que el 10% al 30% de los genes quedan bajo el control de los relojes moleculares circadianos. De este modo, la expresión de mayor parte de las variables de la conducta, psicológicos y bioquímicas muestran ritmos circadianos. El ritmo de diferentes hormonas como el cortisol ("la hormona del estrés"), la hormona de crecimiento, la leptina ("la hormona de la saciedad") y la melatonina ("la hormona del sueño") son ejemplos de ello.

Estudios clínicos y epidemiológicos han mostrado que ciertas situaciones como el trabajor por turnos rotativos, comer durante la noche, la exposición a la luz brillante o la privación del sueño contribuyen a la disrupción circadiana, lo que incrementa el riesgo de padecer ciertas enfermedades y el empeoramiento de enfermedades preexistentes como el cáncer, la obesidad, el síndrome metabólico, el insomnio, los trastornos cognitivo-afectivos y el envejecimiento prematuro.

La luz

Un elemento importante relacionado con los ciclos naturales es la luz del sol. La luz ambiental sincroniza el reloj biológico, situado en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, justo sobre los nervios ópticos. Por la noche, cuando hay menos luz, el reloj biológico le dice al cerebro que libere melatonina, "la hormona del sueño".

Los efectos favorables sobre la sincronización circadiana, la calidad del sueño, el ánimo y el rendimiento cognitivo dependen de la duración, intensidad y composición espectral de la luz a la que estamos expuestos. Por ejemplo, se apuntan posibles problemas derivados de la exposición a luz artificial en las horas destinadas al descanso.

Efectos del sueño sobre la salud

Otro de los problemas que se achacan al cambio horario, o con un huso horario impropio, es el de dormir menos horas de las que serían necesarias. Puede existir alguna relación transitoria, pero las horas que se dedican al descanso dependen más de hábitos de vida y de cómo cada uno estructura su tiempo.

La cantidad y la calidad del sueño tienen una gran repercusión sobre la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas. Las consecuencias potenciales de dormir poco de manera crónica incluyen un rendimiento cognitivo disminuido, un aumento del riesgo de accidentes y unos efectos negativos sobra la salud física y mental. Existen numerosas evidencias que relacionan un descanso insuficiente continuado con riesgo de aumento del peso corporal, obesidad, diabetes e hipertensión, además de un aumento de la mortalidad. Otros efectos serían cansancio, ánimo decaído, irritabilidad y disminución de la libido.

Las inuficiencia crónica de sueño es muy común en la sociedad moderna y depende de múltiples factores, incluyendo las exigencias laborales, las responsabilidades sociales y familiares, las condiciones médicas, los trastornos del sueño y la mala planificación del tiempo. En este último caso, el cambio de horas de sueño por otras actividades prevalece en nuestra sociedad, donde el imperativo biológico de dormir adecuadamente se opone al imperativo cultural de estar más tiempo despierto. Un patrón de sueño muy común es aquel en el que se retrasa la hora de inicio del descanso para realizar otras actividades y se utiliza un despertador para adelantar el fin del descanso, que resulta, en muchos casos,  insuficiente. Esto da lugar a lo que se ha dado en llamar "jet lag social".

Existen colectivos de riesgo para dormir menos horas de lo debido:

  • Personas que trabajan muchas horas.
  • Los que trabajan en turnos rotativos.
  • Las personas que sufren estrés relacionado con el trabajo.

Sueño y salud cardiovascular

En diversidad de estudios observacionales se han podido establecer relaciones a lo largo plazo entre un sueño disminuido y una mayor probabilidad de desarrollar hipertensión arterial, mayor al aumento de citokinas proinflamatorias.

Sueño y sistema inmune

Dormir poco también tiene efecto sobre el sistema inmune, que se debilita, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades.

Sueño y obesidad

La restricción del sueño puede tener una respuesta metabólica negativa que se puede contribuir a aumentar el riesgo de padecer obesidad y patologías asociadas como diabetes tipo 2. Este efecto podría implicar a las hormonas relacionadas con el mecanismo de la saciedad (grelina y leptina).

La hora de la comida

Otro tema recurrente, relacionado con los hábitos y horarios españoles, es el de las comidas. La hora de la comida suele ser más tardía que los países de nuestro entorno. Seguramente, desde una perspectiva de la salud, sería conveniente adelantar los horarios de las comidas. Por ejemplo, algunos estudios han mostrado cómo la hora de las comidas, en sí misma, se relaciona con el peso corporal. En uno de ellos, se hizo un seguimiento de 20 semanas a 420 pacientes con sobrepeso y obesidad divididos en dos grupos. Uno tomó la comida en el contexto de una dieta de adelgazamiento antes de las 15:00 h y otro después. El grupo de la comida más temprana logró una significativa mayor pérdida de peso. Si bien no se trata de evidencias concluyentes, sí que apuntan a un posible efecto de la hora de la comida sobre factores metabólicos.

Cambio de hora, sí o no

La pertenencia o no del cambio estacional de hora y del cambio de huso horario en España es un tema controvertido, en el que iniciden no pocas variables y condicionantes. Para concluir, nos gustaría señalar lo siguiente:

Cada uno tiene sus razones para reivindicar la hora que le parece más razonable. Quizás tuviera sentido establecer el huso horario que determinara más horas de luz solar por la tarde para aprovecharlas después de la jornada laboral (sobre todo en invierno). Ahora bien, ningún huso horario podrá evitar que en invierno disfrutemos de muchas menos horas de luz solar que en verano.

Los argumentos sobre el ahorro energético y económico propiciado por el cambio de hora no parecen muy convincentes. Deben ser las autoridades las que promuevan los estudios pertinentes para poder llegar a una conclusión sobre este asunto.

El efecto sobre la salud del cambio estacional de hora es mínimo y solo

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